martes, 9 de junio de 2009

UNA VOZ: LA DE PILAR LORENGAR

Cabría haber citado muchas voces antes de que el nombre de la soprano PILAR LORENGAR hubiera asomado a nuestros labios, porque otras son las que ocupan preferentemente nuestros oídos. Pero siempre hemos sentido un cierto aprecio por esta artista aragonesa de nacimiento, especialmente desde aquellos tiempos en los que sus conciudadanos omitíamos cualquier referencia a sus cualidades y arte, cegados como estábamos por otros nombres más rutilantes o que copaban con mayor frecuencia los medios de comunicación. Por eso he querido que sea ella la primera en ser citada aquí, antes de dar entrada en este espacio a otras sopranos, a otras voces femeninas.

Y para glosar su trayectoria y cualidades nos permitimos el atrevimiento de “robar” las palabras que le dedica Joaquín Martín de Sagarmínaga en su sección de Diverdi.com “Dr. Oigo voces”.

“Pudo haberse quedado toda la vida siendo Lorenza García, acarreando con modestia canastillos de fresas y grabando docenas de zarzuelas todavía en los tiempos del garrote vil, con aquel manubrio interminable de Zafiro, las de los zafios prensados editadas por Zacosa. Pero el destino quiso que emigrase a Alemania, para trabajar en la construcción –del genero lírico alemán– y llegar a convertirse en esa magna Pilar Lorengar que aportó toda una playa de ambiciosos granos de arena, de tanto como asimiló el Geist, el Deutsches Requiem y el espeso oleaje de aquellas tierras tan diversas de Aragón o Chamberí. Para quien llegó a tutear a Gluck, Mozart, Weber, Wagner o Strauss, o a los Dvorák y Smetana, cuando todavía eran leídos en la lengua de los bávaros, rusalkando y noviavendidando también en modo magistral, ¡un respeto, señores!. Sáquense Vds. el sombrero de la chola, háganme el favor, porque delante de esta gran soprano no están permitidos más que para quitárselos con asombro y rendibú.

Pilar Lorengar tuvo éxitos iniciales resonantes, en el Colón bonaerense (donde fue Pamina con Beecham) o en el Met neoyorquino. Pero su casa durante más de treinta años fue centroeuropea. Un contrato la ligó con la Ópera Alemana de Berlín entre 1958 y 1989 y en ese tiempo puso a girar por el mundo sus Bodas, Don Giovanni, Freischütz, Lohengrin, Maestros... Tampoco descuidó lo latino, con su sanota Traviata como una manzana golden (en los tres primeros cuadros), su inflamada Desdémona o unas emotivas Tosca y Cio-Cio-San. Pero quizá su mayor creación fuera la ya mentada Pamina flautera. ¡Cómo tocaba Pilar esa flauta, con qué sencillez y ausencia de afectación! La cantó en una producción ilustrada por Chagall, y la grabó con Georg Solti, con los dibujos de Kokoschka que tanto alegraban el libreto, en parte ideados para un montaje luego no asumido del Covent Garden.

Intérprete singular, su voz redonda y luminosa se apoyó en la disciplina tedesca tanto como en una técnica italiana de órdago, cuyo fuerte era la soldadura de todos los registros. Puestos a comparar, la referencia ineludible sería Elisabeth Grümmer, por musicalidad y repertorio, por vibrato e irisaciones vocales. También cabe avecindarla con Teresa Stich-Randall, buena en Mozart y Strauss, pero de voz más feble, con menor matización y empaque en ópera o en lied.
Para ser una perfecta cantante alemana, Pilar no necesitó escribir una memoria escabrosa. No, no fue una Wilhelmine. Y cuando ella misma se fue, lo hizo de forma escalonada (Berlín para la ópera; Madrid y Oviedo para el recital), tan discreta como ella. Tenía derecho a descansar. Sólo nos engañó una vez, hacia el final de su vida. Casada en nupcia feliz con Jürgen, un médico de prestigio, dijo a los alegres chicos de la prensa que se retiraba para estar con los suyos. Recuerdo que pensamos: “¡Lorengar es de las pocas que, además de los focos, tiene otra vida!”


En 1996, ya tarde, descubrimos que por una vez fue convencional y no dijo la verdad ni oblicuamente. Se iba, sí, pero para morirse. “

© 2008 Diverdi, s.l.:
tomado de:
http://www.diverdi.com/tienda/dosierd.aspx?id=206






Rusalka - Dvorak
Mesicku na nebi klubokem
Orquesta de la Opera de V¡ena
Walter Weller






Le nozze di Figaro – Mozart
E Susana non vien!...Dove sono
Orquesta de la Opera de V¡ena
Walter Weller



Der Freischütz - Weber
Wie nahte mir der Schlummer…Leise, leise
Orquesta de la Opera de V¡ena
Walter Weller




Die tote Stadt – Korngold
Glück, das mir verblieb
Orquesta de la Opera de V¡ena
Walter Weller


Las fotos se han tomado prestadas, en su mayor parte, de http://www.cs.princeton.edu/~san/

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